miércoles, 21 de octubre de 2009

La sociedad de la decepción y la Neurosis.

Vivimos en un continuo tira y afloja existencial, en un dilema constante. Posmodernidad como forma d´"existence à la carte" que someterá al individuo a presiones hasta el momento desconocidas.
Como ya dijo Lipovetsky: “Desestructura a los individuos volviéndose frágiles a nivel psicológico".
Demasiadas opciones, demasiadas elecciones....
Esta posmodernidad que ha hecho que el hombre piense que su ambición y hedonismo no conozca fronteras.
Vivimos en un auto impuesto derecho-deber a "vivenciar" todo. Y es que hemos pasado del ¡sapere aude! (salir de la autoimpuesta minoría de edad) kantiano a este buffet posmoderno. Por lo que es evidente que si hoy "podemos el todo quedarnos con menos se podría pensar que es de auténticos cretinos". Siempre en la búsqueda de lo que no tenemos, lo que nos falta para ese "todo". Evidentemente como afirma Ulrich Beck entre otros autores, estamos sembrando la sociedad de la decepción, de la infravaloración, del suicidio colectivo (véase el escándalo de France Telecom como simple botón de muestra)....
Pero volvamos a esa desestructuración psicológica que apuntaba al principio, en palabras de Lipovetsky.
Parece que todo lo descrito posicione al hombre actual en un disparadero psicológico. En términos Freudianos el yo se encontraría en la mitad de la cuerda y sometido por la presiones del Ello (los impulsos y deseos) y el Superyo (la autoridad, los pensamientos morales y éticos). En otras palabras, las sociedad nos bombardea con un relativismo creciente que facilita el dar rienda suelta a nuestros impulsos y deseos chocando con ese tren de frente: la autoridad interna que nos dice: "cortarte un poco ¿no?, ya te vale..".
No resulta extraño en consecuencia que el yo asediado por doquier intente mantenerse a flote con una opción más o menos consensuada: la neurosis.
Algunos llegan inclusos a decir es que una elección forzada, la única posibilidad ante la virulencia del fuego cruzado (Lacan).
Por lo que,  ¿cual es la solución neurótica? Si la sociedad ofrece el todo y no se consigue, entoces que es "estamos ante un loser (perdedor)"?. Para evitar un riesgo tan inconfesable se crea otro Yo, un yo ideal inexpugnable, el héroe de las novelas neuróticas... No es de extrañar que se actúe como si se estuviera muerto, como comúnmente se suele decir.
Y entonces ¿Qué hacer con los deseos e impulsos si se ha cedido a la fuerza del supereryo que ha tirado con más fuerza? Pues simplemente canalizarla de otra forma: Sublimación, Racionalización, Idealización...(demasiado -ions en esta coctelera para una buena digestión existencial)
En principio parece resuelto el problema, pero la realidad es bien distinta; pues ha sido como apuntalar una muralla con palillos de dientes.
Con el tiempo se desarrolla el pensamiento dicotonómico (el famoso self "escindido": el self ideal y el self despreciado. ver Teoría Self), además de toda la coreografía que le acompaña (inestables en su autoevaluación, van de la imagen hipertrofiada a una disminuida de sí mismos, imágenes idealizadas, obstáculo al crecimiento, negación de los defectos).
Por tanto, el neurótico se balancea entre odiarse a sí mismos y pretender ser perfecto.
Todo este encuandre debe planetar una reflexión profunda para los timoneles de nuestras sociedades.
Japón ha sido durante décadas modelo de excelencia económica y bienestar material de su población. Sin embargo, por la llaga de su costado corre la sangre de una tasa anual de suicidios de 40.000 (cifra nada desdeñable).
La salud mental y emocional puede llegar a convertirse no sólo en un lastre para nuestro mercado de trabajo  y Seguridad Social sino también para la viabilidad de nuestro modelo de sociedad posmoderna.

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